miércoles, 9 de marzo de 2011

Mirando a las estrellas.


Regresé. Volví a faltar a mi promesa, pero seguro que él me entendería. La realidad a veces hace que tengas que prestar toda tu atención olvidando por completo lo que verdaderamente llena todo tu ser.
Primero quería dar un paseo por aquel lugar que tanto me agradaba, después dejaría que me encontrase y me pidiese alguna explicación y más tarde le pediría un poco de serenidad a mí alocada rutina.
Respiro. Aire puro. Se me mete por todas las rendijas de mi cuerpo, hasta por las más intimas, eso sique era purificarse y no en la nube negra que estoy metida todo el día. ¡Ais! Estas pensando demasiado. Frena. Mente en blanco. Relajación.
Comencé a correr, no sé porque, pero mi cuerpo me pedía que me acelerase. Llegué, a la última roca del acantilado y allí viendo el mundo bajo mis pies y rozando las olas, estiré los brazos, cerré los ojos y comencé a notar el viento. Mi viento. Te echaba de menos y aquí es el único sitio donde me abrazas, me azotas e incluso me haces daño para que reaccione. Eres tú. Tan testarudo como siempre. Mi Ángel.
Cualquiera que me piense, dirá que estoy chalada, noto a mi abuelo mediante el viento, pero no estoy en mi realidad, estoy pensando lo que quiero y como quiero. Me gusta.
-Volviste.-
¡Qué susto! Le tenía a mi lado y yo sin darme cuenta.
-Per-per-perdóname.-
-Sabes que sé lo que ocurre cuando desapareces un tiempo y sé que tu realidad te necesita, no pasa nada. Sabes que me asusta sino te veo en mucho tiempo. Me preocupas.-
-Lo siento.-
-No pongas esa cara, anda ven.-
Y me abrazó, sentir sus brazos fue…una liberación para mí, sentir que en ese momento ya podía pasarme un torbellino por encima, que él me protegería (como siempre).
Esta vez caminamos hasta que se hizo de noche y una vez llegada a ese punto…simplemente nos tumbamos a contemplar el cielo de estrellas, allí perdí la noción del tiempo. Creo, que incluso hasta dormí allí. No me importa. Unos de mis sueños estaba realizándose y era dormir bajo una manta inmensa de estrellas. Sonreí. Felicidad.

jueves, 3 de febrero de 2011

Relajación.




Era por la mañana.Día lluvioso. Me voy. Me voy todo el día al acantilado.Necesito.Mente en blanco.

Preparé una mochila con lo que creía que iba a ser útil en ese "mini día" y digo mini,porque allí las horas pasan volando.Es diferente,en la realidad las cosas pasan más despacio y duelen más,allí todo era distinto.Era más tranquilo. Revisé la mochila,chica precavida( un cuaderno,un lápiz,una manta,unos cascos de música,la armónica...).Sí,todo lo necesario.

Comencé a caminar hacia aquel lugar necesario ya en mis pensamientos y allí ante mí estaba él dispuesto a darme un día de calma y serenidad.

-¿Por qué traes todo esto pequeña?-

-Voy a pasar el día aquí.-

-¿Necesitas relajarte?-

-Sí.-

-Pues así nose hace,ven conmigo.-

Comenzamos a caminar y tras largo rato de paseo,llegamos al lugar idoneo,era un césped inmenso,pero esta vez,con muchos árboles y un lago inmenso.Sí,eso sique era tranquilidad.

-Tumbate en la manta.-

-¿Para qué?-

-No preguntes.-

Y me tumbé,después solamente recuerdo que sus dedos se deslizaban por mis parpados y cai en un profundo sueño.

Él mientras yo dormía,sabía que me estaría vigilando y observando,pero no me importaba.Ahora lo importante era mi relax.

¡Uf! Al cabo de unas horas comencé a despertarme...¡Que paz!

-¿Más relajada?-

-Desde luego,gracias.-

-Date un baño.-

-Vete.-

-Eso iba a hacer.-

Le hice caso,comencé a desprenderme otra vez de todas mis ropas y...me zambullí en el agua,fresca,pura,limpia....¡Ay!Que alivio.Los peces metiendose entre mis dedos y dejandolos completamente relajada...Era...Era un mar de sensaciones inmenso.Sensaciones buenas y relajantes claro.No pensaba.Solo quería nadar y nadar y cerrar los ojos. Cuando salí ya tenía la toalla preparada.

-¡Caray!Que precavido.-pensé.

Me sequé cuidadosamente y después me tumbe de nuevo,iba a esperarle y iba a estar toda la tarde tumbada encima de su pecho.Nada más.



Y así fue...ya anochecía cuando me había estado toda tarde sin pensar en nada.Alivio.Podía volver.A la [puta] realidad.

martes, 1 de febrero de 2011

Sin palabras


No tenía ganas de hablar. Fui allí como cada noche. Me besó la mejilla.
-Es la nota más bonita que me han dejado jamás.-
-Me alegro de que te gustara.-
Mi cara lo decía todo, solo necesitaba que me acurrucara y me dijese que la tormenta por hoy pasaría, que todo se calmaría y que yo dejaría de aturullar a mi cabeza con cosas innecesarias.
-Ven pequeña, acurrúcate.-
Me metió en su pecho, rodeando me con sus brazos. Que tranquilidad. Hoy nada más. Blanco. La mente. Abrazo profundo y nada más. Hoy nada más.

lunes, 31 de enero de 2011

Realidad


Comencé a escribir. Sí, esta noche aparecería en forma de papel.


“El otro día te prometí que nunca jamás iba a dejar de faltar a la cita del acantilado, te sinceraste conmigo y me pareció un gesto con el que yo no podía jugar así como así. Te pido que hoy no me insistas, que no aparezcas. No me apetece dejar la mente en blanco. No tengo ganas de ir a aquel lugar que parece que todo está hecho para mí. Demasiados recuerdos que últimamente angustian, ya me entiendes. No me queda más que decirte que lo siento, mañana prometo volver y con más fuerzas que nunca y sobretodo con más ganas de no pensar en nada, ya sabes, de ese mundo tuyo y mío.”


La revisé unas cuantas veces, pero sabía que estaba bien, es lo que ocurre cuando escribes con el corazón. Asique me dirigí hasta aquel lugar donde hoy no iba a quedarme por mucho tiempo. Me agaché y por un momento observe el cielo que se posaba ante mí. Precioso. Sabía que él me estaba observando desde algún lugar, pero que no aparecería porque sabía que no quería quedarme por mucho más tiempo. Se lo agradecí. Asique conforme me iba yendo iba disfrutando de la humedad del suelo, del viento azotando mi cara y del universo de estrellas que se mostraban ante mí. Esa noche… debía descansar en la realidad.

domingo, 30 de enero de 2011

Mar


Me ausenté un día sin ir, tampoco quería parecer desesperada por ir allí, pero ya me era necesario, necesitaba volverme a sentir especial y que mejor lugar que aquel lugar donde tenía todo aquello que quisiese imaginar, parecía que todo estaba compuesto para que yo estuviese bien, ninguna imperfección. Me relajaba.
Comencé a caminar, pero esta vez me apetecía mojarme con el agua de aquel mar que tanto me evadía. Bajé a la playa y allí comencé a desnudarme. Él no estaba, nadie me vería y bañarse completamente desnuda significaba sentir que en ese preciso momento no escondías nada de ti. Me adentré en el mar y…comencé a nadar...a sentir como me azotaban las olas y que no me apretaba un bañador. Divisé una enorme roca a lo lejos, era preciosa. Sí, me sentaría allí.
Después de casi media hora nadando conseguí llegar, allí de espaldas me senté. Nada podría alcanzarme allí. Pensamientos. Recuerdos. ¡Por fin! Mente en blanco.
Al cabo de pasar dos horas allí, pensé que lo mejor era volver otra vez, pronto anochecería y con ello la brisa fresca, asique comencé a nadar. Llegué y allí estaba él esperándome con una toalla. Roja. Estaba roja.
Me apresuré a envolverme en la toalla, no me gustaba que me viese así. Demasiado atrevido.
-¿Sabes? La silueta desde lejos en aquella roca se veía preciosa.-
-¡Emm! Gracias.-
-¿Querías sentirte liberada?-
-Sí.-
-Odias vivir de recuerdos y a veces esos recuerdos te angustian de tal manera que no te dejan respirar, ¿Verdad?-
-Sí.-
-Marcho para arriba, vístete y si quieres sube, ¿Vale?-
-Sí, ahora subo.-
-Y no te avergüences, porque eres preciosa tanto por fuera como por dentro.-
¡Cómo no iba a avergonzarme! ¡Me acababa de ver desnuda! Bueno, tampoco era algo tan malo, a fin de cuentas todos somos personas y el físico no importa tanto como la belleza interior de alguien. ¿Me había dicho preciosa? ¡Dios! . No pienses. Mejor. No pienses.
Subí hacia el muro…pero él no estaba. En su lugar había una nota:


“Hoy quizás tu manera de evadir ha hecho que yo lo haya hecho demasiado. Por hoy es suficiente, pero no vuelvas a faltar un día, te echo de menos y necesito sentir que alguien se pierde conmigo y no estoy totalmente chiflado. Ya sabes que recordar a veces te acuchilla y necesito alguien que me salve. ¿Sabes? Cuando no estás tú estoy todo el día recordando de mil momentos que pasan por mi cabeza y me encantaría contártelos, pero creo que te los sabes demasiado bien sin que yo te diga nada. Soy especial, pero si tu faltas…Me siento vacio.”


Sonreí. Tenía razón. Por hoy, no me faltaba nada más. Me marché. Con su nota entre mis manos y un pensamiento verdaderamente tranquilo, como hacía mucho que no sentía.

viernes, 28 de enero de 2011

Recuerdos con rosas rojas.





Sonriendo. Iba sonriendo a su encuentro, había vuelto a dejarle descolocado, pero yo también sabía dejarle con ansias de algo.
Como siempre, comencé a andar de nuevo sola en aquel extraño lugar que tenía todo aquello que podía complacerme. Cada día que pasaba allí, descubría un lugar nuevo al que ir. Extraño, porque estaban hechos para mí. Pensé en volver a tocar y revivir el aullido de la preciosa loba que nos acompañaba, ¿dónde estaría? Llevo yendo ya varios días y ella no está.
Cerré los ojos, estaba pensando demasiado. Mente en blanco. Y la noté en mi bolsillo. Allí estaba. Mi armónica. Comencé a tocarla a través del viento, quizá hoy quería llamar a la señora tranquilidad, recordar recuerdos tranquilos (mire al cielo) y esperar a que anochezca para imaginar en las numerosas constelaciones las respuestas a cosas ilógicas. Sí, eso era yo. Ilógica. Cerré mis pensamientos y continué tocando.


-No la vas a volver a ver.-


Me giré y allí estaba con el rostro serio y los ojos clavándose en mí.


-¿Dónde esta Hiena?-


-Murió.-


-Vaya, cuanto lo siento.-


-Como ves, no eres la única que pierde cosas.-


- Pero sí, soy la única que viene a este lugar y puede compartir contigo esa tristeza.-


-Acaso lo hiciste tú.-


-No.-


-Sabes de sobra que no tengo que decirte nada sobre estos temas, me entiendes perfectamente con otro lenguaje, asique, calla ya.-

-Siéntate. Voy a tocarte.-


Teníais que haber visto la sonrisa picarona que se le puso, pero no. Mis manos suavemente la rozaban y mis ganas de soplar no cesaban. La armónica hoy se había vuelto a convertir en parte de mí y mis pensamientos. Paré.


- Eso es cuanto lo siento en mi lenguaje.-
Él se levantó derrepente y me tendió una mano para que me levantara. Me cogió en volandas y me cerró los ojos suavemente. Notaba su pecho correr rápidamente hacia algún lugar y después…Silencio. ¿Dónde estaba?

-Abre los ojos pequeña.-


Era realmente precioso, había un montón de rosas rojas y en el centro un surco. Cerré los ojos y recordé lo bonita que era y lo muchísimo que me transmitía. Me percaté que estaba en la misma torre donde esa noche perdí la cabeza hace mucho tiempo, pero esta vez era diferente. Estaba derruida y en medio solo había ese jardín inmenso donde siempre estará uno de los mejores recuerdos para él. Sí, esa noche solamente nuestra mente se invadiría por ese aullido que acompaña ese fuerte viento que tanto nos dice.


-El viento es mío, los soplidos son para ti.- murmuré.


Y así volví a apoyar mi cabeza contra su pecho y volvimos una noche más a perder la cabeza en ese mundo [in]entendible.

jueves, 27 de enero de 2011

Debilidad.



¡Joder!Maldita adicción a aquel lugar.Eso me pasa por volver y dejarle que me toque,que me roce y me mire y me...¡Agh!Calla mente,que me sofoco.

Esa noche iba a ir provocativa,sí...demasiado...cogi el vestido negro más escotado que tenía en el armario,recogi mi pelo en un suave y delicado moño dejando a los mechones libres para que se desperdigaran en la mínima oleada de frío,llevaría un chal por el frío y tal...quería sentir mis pies libres asique...iria descalza,para acabar...Sí,mi pintalabios rojo y mi raya del ojo que hacia la perfecta forma de mis ojos rasgados.Estaba preparada.


Delicadeza,suavidad pero a la vez intensidad...mis pasos y mi manera de actuar esa noche estaban descontroladas. Daba paseos sin rumbo,no sabía a donde ir pero si tenía una idea fija.Provocarle. No aparece.¡Joder!

Finalmente acabe por sentarme un poco alejada del sitio donde solía,me tumbe hacia atrás y dejé que mi cabeza volara demasiado alto.En blanco.Que tranquilidad.

Un aliento demasiado cerca hace que vuelva al a realidad.

-Estas preciosa pequeña.-

-Emm...Gracias.-

-¿Algún motivo?-

-Este.-

Comencé a besarle,estaba desatada y él no se lo esperaba...estaba desconcertado a la par que seguía mis movimientos.Acabe por rozarle todos los poros de su piel,para que él también experimentara lo que era sentir que todo se daba la vuelta para electrocutar hasta el aire que respiramos.Extasiado.Así se quedo porque yo,logicamente me levanté y me fui alejando lentamente.No quería más.Las ansias nunca fueron buenas y el desahogo prefería que fuese más lento.

-Buenas noches,cariño.-me atreví.

Su mirada se quedo prendada en mí,poco a poco y a medida que me alejaba él acuchillaba más y más mi vestido negro. Hoy la sorpresa,no era mía.Hoy esos ojos azules fueron resquebrajados.Sonreí.Me sentía bien y sé que él también.Somos debilidad el uno del otro,sería mentira si dijese lo contrario.