domingo, 30 de enero de 2011

Mar


Me ausenté un día sin ir, tampoco quería parecer desesperada por ir allí, pero ya me era necesario, necesitaba volverme a sentir especial y que mejor lugar que aquel lugar donde tenía todo aquello que quisiese imaginar, parecía que todo estaba compuesto para que yo estuviese bien, ninguna imperfección. Me relajaba.
Comencé a caminar, pero esta vez me apetecía mojarme con el agua de aquel mar que tanto me evadía. Bajé a la playa y allí comencé a desnudarme. Él no estaba, nadie me vería y bañarse completamente desnuda significaba sentir que en ese preciso momento no escondías nada de ti. Me adentré en el mar y…comencé a nadar...a sentir como me azotaban las olas y que no me apretaba un bañador. Divisé una enorme roca a lo lejos, era preciosa. Sí, me sentaría allí.
Después de casi media hora nadando conseguí llegar, allí de espaldas me senté. Nada podría alcanzarme allí. Pensamientos. Recuerdos. ¡Por fin! Mente en blanco.
Al cabo de pasar dos horas allí, pensé que lo mejor era volver otra vez, pronto anochecería y con ello la brisa fresca, asique comencé a nadar. Llegué y allí estaba él esperándome con una toalla. Roja. Estaba roja.
Me apresuré a envolverme en la toalla, no me gustaba que me viese así. Demasiado atrevido.
-¿Sabes? La silueta desde lejos en aquella roca se veía preciosa.-
-¡Emm! Gracias.-
-¿Querías sentirte liberada?-
-Sí.-
-Odias vivir de recuerdos y a veces esos recuerdos te angustian de tal manera que no te dejan respirar, ¿Verdad?-
-Sí.-
-Marcho para arriba, vístete y si quieres sube, ¿Vale?-
-Sí, ahora subo.-
-Y no te avergüences, porque eres preciosa tanto por fuera como por dentro.-
¡Cómo no iba a avergonzarme! ¡Me acababa de ver desnuda! Bueno, tampoco era algo tan malo, a fin de cuentas todos somos personas y el físico no importa tanto como la belleza interior de alguien. ¿Me había dicho preciosa? ¡Dios! . No pienses. Mejor. No pienses.
Subí hacia el muro…pero él no estaba. En su lugar había una nota:


“Hoy quizás tu manera de evadir ha hecho que yo lo haya hecho demasiado. Por hoy es suficiente, pero no vuelvas a faltar un día, te echo de menos y necesito sentir que alguien se pierde conmigo y no estoy totalmente chiflado. Ya sabes que recordar a veces te acuchilla y necesito alguien que me salve. ¿Sabes? Cuando no estás tú estoy todo el día recordando de mil momentos que pasan por mi cabeza y me encantaría contártelos, pero creo que te los sabes demasiado bien sin que yo te diga nada. Soy especial, pero si tu faltas…Me siento vacio.”


Sonreí. Tenía razón. Por hoy, no me faltaba nada más. Me marché. Con su nota entre mis manos y un pensamiento verdaderamente tranquilo, como hacía mucho que no sentía.

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