martes, 1 de febrero de 2011

Sin palabras


No tenía ganas de hablar. Fui allí como cada noche. Me besó la mejilla.
-Es la nota más bonita que me han dejado jamás.-
-Me alegro de que te gustara.-
Mi cara lo decía todo, solo necesitaba que me acurrucara y me dijese que la tormenta por hoy pasaría, que todo se calmaría y que yo dejaría de aturullar a mi cabeza con cosas innecesarias.
-Ven pequeña, acurrúcate.-
Me metió en su pecho, rodeando me con sus brazos. Que tranquilidad. Hoy nada más. Blanco. La mente. Abrazo profundo y nada más. Hoy nada más.

No hay comentarios: